Día 17: Tokyo (Mitaka, Estudio Ghibli, Akihabara)

El destino de hoy es Mitaka, donde se encuentra el Museo Ghibli. La temática del museo es el estudio de animación Ghibli, conocido por varias películas que han tenido mucho éxito entre el público de todo el mundo (enlace Wikipedia).
El camino hasta Mitaka es fácil. Cogemos la JR Yamanote hasta Kanda (justo antes de Tokyo) y allí cogemos un tren Rapid de la JR Chuo Line que pasa por Shinjuku. Desde la estación de Mitaka hay que andar un kilómetro aproximadamente y no hay mucha pérdida ya que está debidamente indicado con unos graciosos carteles.

El camino es placentero y transcurre por la orilla del río y luego por un parque hasta que se llega a la entrada del museo. En ella parece que Totoro vaya a atendernos, pero tenemos que avanzar un poco más para acceder al recinto.

Un cartel en el acceso informa de que no quedan entradas para el día, así que si pensáis ir, sed previsores y reservad con antelación desde vuestro país. En la web del propio museo indica donde comprar las entradas por países y ciudades (Museo Ghibli). Compradlas en la agencia indicada ya que, aunque otras agencias pueden reservarlas, estas os cobrarán unos gastos de gestión probablemente desorbitados. La entrada vale 1000 yens (10€) y suelen cobrar unos 500 yens (5€) de cargos por la gestión.

En la entrada cambiamos nuestras reservas por unos fotogramas de películas o cortos del estudio que sirven para acceder al interior.
El museo es muy curioso y muy difícil de describir en palabras también. Está hecho para que te pierdas en él, pero no literalmente, sino que no existe un recorrido establecido, sino que lo mejor es ir descubriendo sus diferentes salas por uno mismo.
Consta de tres plantas donde podemos encontrar desde una sala de proyecciones, donde se muestran cortos inéditos, a la que solo puedes acceder una vez y que muestra cortos distintos cada día. Una tienda donde comprar muchos productos relacionados con sus producciones y que es donde había más gente. Unas habitaciones que recrean el ambiente de trabajo de las personas que hacen posibles las maravillas visuales del estudio...
Si pensáis en haceros con merchandising no esperéis necesariamente a visitar el museo, ya que nosotros vimos tiendas con más productos que en el museo, y a mejor precio.
El único inconveniente, aunque no muy grande, es que está todo en japonés, pero al tratarse de un museo sobre un estudio de animación es todo muy visual y se entiende bastante bien todo lo que se muestra en él.
Depende de lo que uno se quiera entretener se puede estar más o menos rato, pero nosotros lo damos por visto en poco más de dos horas.
En el interior del museo no se pueden hacer fotografías, aunque sí en sus exteriores.

Para comer volvemos a Mitaka, donde vemos un Sukiya, una cadena que nos han recomendado, donde por unos precios muy asequibles se come muy bien. Los bols cuestan aproximadamente 400 yens (4€), son abundantes y buenos.
Al sentarnos en la mesa directamente te traen una jarra con una agua fría, pero con un sabor que creemos que es té verde, y al preguntar por su nombre nos dicen que se llama mugicha (enlace Wikipedia).
El camino de vuelta lo hacemos con los mismos trenes que a la ida hasta que llegamos al alojamiento. Allí dejamos lo que hemos comprado en el museo y salimos dispuestos a gastarnos los yens sobrantes en Akihabara.
El camino es rápido y sencillo, ya que con la Yamanote Line son solo dos paradas, unos cuatro minutos.
Recorremos Chuo Dori arriba y abajo, entrando en los edificios que tienen los juegos de capturar peluches con una pinza, para saber dónde hay, en los carteles de la calle hay que fijarse con la palabra UFO.
La tarde va siendo provechosa, pero hacemos un alto para tratar de hacer el check in para el vuelo del día siguiente, así que entramos en un edificio donde hemos visto desde el exterior el cartel de Comics&Internet.
Subimos al ascensor, y con nosotros entra un chico que se baja en la tercera planta. El espectáculo que vemos al abrirse la puerta del ascensor es, como mínimo, curioso. Se trata de un maidcafe, donde solo al salir del ascensor ya estás dentro del local, donde hay cuatro o cinco chicas vestidas como es característico dándote la bienvenida, de hecho parece que intentan convencer a la gente del ascensor para que baje.
Las luces son muy tenues y hay bastante gente sentada en las mesas tomando algo.
Se cierran las puertas y bajamos en el quinto piso, donde solo salir del ascensor hay un mostrador y una chica nos atiende con un inglés correcto y nos informa del funcionamiento del establecimiento.
Hay que hacerse una tarjeta de socio con la que al entrar escoges el tipo de espacio que quieres y pagas al salir en función del tiempo invertido.
Escogemos el espacio de un pc simple y nos indican donde ir. Pasamos entre hileras llenas de cómics, como si de una biblioteca se tratara y llegamos al ordenador que tenemos asignado. Los cómics son de libre uso, así como servirse la bebida que a uno le apetezca más de una máquina que hay en la misma planta.
En nuestro caso, por unos 40 minutos pagamos 290 yens (2,9€), pero hay varias tarifas, en función del tiempo y el espacio.
Hemos oído que hay gente que usa estos sitios como alojamiento, ya que uno de los espacios que se puede escoger tiene un pequeño sofá, y está cerrado, de manera que puedes tumbarte y pasar la noche. Además, en otra planta hay unas duchas de las que puedes hacer uso si pagas 300 yens (3€) por 20 minutos. Así que es una opción económica si no se tienen muchos miramientos a la hora de escoger donde dormir.
Antes de ir a cenar gastamos unos yens más en una frenética captura de peluches.
Cerca de la estación de Ueno hay una zona con mucha actividad y restaurante, así que damos varias vueltas para decidir donde cenaremos, y al final nos decantamos por uno donde hay barbacoas en las mesas y parece que tengan pescado y carne por igual. Probamos un surtido de verduras y setas que hacemos en nuestra barbacoa, una mezcla de varias piezas de sushi y una ensalada de col, todo por menos de 1000 yens (10€) por persona.
Así como el resto de comidas, no solo de este día, nos parecen muy diferentes a las que podemos comer en los restaurantes japoneses de Barcelona, el sushi no tiene mucho misterio, ya que se trata de arroz y pescado fresco.
Como no tenían carne, y queríamos probarla, salimos en busca de otro restaurante con barbacoas y allí pedimos un par de platos de carne de ternera que haces a tu gusto en la barbacoa de tu propia mesa, estos platos y unas cuantas setas nos cuestan 700 yens (7€) por persona.
Aún nos dura la euforia de la tarde de caza de peluches, así que decidimos dar otra vuelta por la zona, en busca de edificios con UFOs, pero no encontramos mucha cosa, así que, aunque es tarde, siendo nuestra última noche en Japón, cogemos el tren y nos acercamos a Akihabara para no quedarnos con las ganas.
La zona en sí tiene bastante menos actividad que por la tarde. La mayoría de tiendas han cerrado, pero aun quedan edificios con recreativas y demás abiertos, así que nos basta para jugar un poco más hasta agotar las fuerzas del día.

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